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MEJOR PREVENIR QUE APAGAR INCENDIOS

En la lucha contra los incendios forestales, resulta de gran valor disponer de los más modernos y eficaces sistemas de control y extinción del fuego. Pero por muy rápida y eficiente que sea la intervención, siempre es mejor prevenir que apagar incendios. Por ello, es fundamental desarrollar adecuados sistemas de prevención de estas catástrofes, destinados a evitar que los incendios lleguen a producirse y que, en caso de hacerlo, sus efectos sean lo más leves posible.

 

 

Evidentemente siempre se han desarrollado trabajos de prevención de incendios forestales, si bien, en España, las primeras acciones a nivel global en el territorio se dieron a finales de los años 50 del siglo XX. Desde entonces, la sociedad cada vez ha ido tomando mayor conciencia sobre la problemática de los incendios forestales, sobre los daños que provocan y sobre el trabajo y el tiempo que cuesta recuperar esos bosques que, por desgracia, han sido arrasados por el fuego.

 

 

Tal y como mencionábamos en el artículo “Los incendios se apagan en invierno”, a mediados de la década de los noventa la Revista Quercus ya acuñó este eslogan poniendo el foco en la necesidad de invertir en prevención para dejar los ecosistemas forestales preparados para el verano. Pero no solo eso: además de poner el acento en que es mejor prevenir que apagar incendios, también lo ponía en la planificación.

 

Es mejor prevenir que apagar incendios. Resulta necesario comprometerse y encontrar soluciones y alternativas eficaces a la nueva generación de incendios forestales.

 

 

PREVENCIÓN DE INCENDIOS FORESTALES

 

Se entiende por prevención de los incendios forestales el conjunto de las actividades que tienen por objeto reducir o anular la probabilidad de que se inicie un fuego, así como limitar sus efectos si este llegase a producirse. La prevención de incendios en los montes es una labor que se desarrolla a lo largo de todo el año y que implica actuaciones de muy diversos tipos y que pueden enfocarse desde dos perspectivas:

 

  • Actuaciones directas de prevención: Tienen por objeto reducir o anular la probabilidad de que se inicie un fuego, así como limitar sus efectos si este se produce.
  • Actuaciones de sensibilización y concienciación: Buscan fomentar la responsabilidad, la reflexión en las actuaciones y la iniciativa necesarias para alcanzar comportamientos consecuentes con el problema de los incendios forestales en el conjunto de la sociedad.

 

Según muestra el Informe 2019 de WWF de Prevención de Incendios Forestales, en el 96% de los casos, la mano del ser humano está detrás del inicio de un incendio forestal. No siempre son intencionados, también son negligencias o accidentes, pero lo que es claro es que el uso del fuego como herramienta de gestión agrícola así como sus usos recreativos son causantes de gran parte de estos siniestros.

 

 

Por ello, prevenir estos incendios requiere de actuaciones destinadas a influir sobre el comportamiento de las personas en el monte, para incentivar ciertas conductas y disuadir de otras con el objetivo principal de evitar que se inicien los fuegos. Esta modificación del comportamiento que se busca puede lograrse a través de tres vías:

 

  • Mediante al persuasión, la educación y la formación, de modo que el público tome conciencia de los riesgos que implica el uso del fuego en el monte.
  • Mediante la conciliación de intereses a través de una legislación y una política forestal que elimine los conflictos que se manifiestan a través de los incendios.
  • Mediante la persecución y sanción de los infractores de la ley, tanto los negligentes como los incendiarios.

 

Estas tres vías son necesarias y no excluyentes entre sí y las tres deben estar contempladas en una adecuada política de prevención. La intensidad de actuación en cada una de las vías dependerá del análisis previo de las causas y motivaciones que dan origen a los fuegos.

 

 

Además del factor humano, resulta necesario destacar que los ecosistemas mediterráneos son especialmente vulnerables al cambio climático. A su vez, en el sur de Europa padecemos los efectos acumulativos de la despoblación rural, el abandono de usos tradicionales, la ausencia de gestión forestal, un caótico modelo de urbanismo y la arraigada cultura del fuego (tanto para la gestión como para usos recreativos), haciendo que los grandes incendios forestales (GIF) hayan dejado de ser un problema vinculado exclusivamente a la época estival.

 

Necesidad de una gestión forestal sostenible para proteger nuestros bosques así como a las personas que los habitan.

 

 

CONCLUSIONES

 

Tal y como exponíamos en el artículo de este mismo blog “La nueva generación de incendios forestales requiere nuevos enfoques”, la problemática de la nueva generación de incendios forestales es compleja, por lo que las soluciones deben apuntar en diferentes direcciones. Hay que establecer una política de prevención de esta nueva era en incendios forestales, abordando las causas que originan los incendios y las que lo propagan.

 

 

Ante este escenario, la única estrategia eficaz para hacer frente a los incendios pasa por abordar las causas y apostar por una prevención real: reduciendo la alta siniestralidad y haciendo el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático.

 

 

Para que los bosques sean menos vulnerables, hay que dedicar recursos y medidas que incentiven la gestión forestal. En necesario un cambio de enfoque que haga más hincapié en la selvicultura preventiva, en la vigilancia y en la sensibilización social. Para ello hay que  contar con la experiencia y la colaboración de los propietarios y de los habitantes de las zonas rurales en los planes específicos para combatir este tipo de sinestros.

 

  • Selvicultura preventiva: La mejor manera de prevenir la aparición de incendios forestales es conservar el monte limitando la presencia de material seco y muy inflamable, para evitar que el incendio se inicie y se propague con facilidad.
  • Vigilancia: Es necesario crear una red de vigilancia para poder actuar rápidamente si se inicia un incendio o si se observan actividades que puedan dar lugar al incendio, ya sea por descuidos o intencionadamente.
  • Sensibilización: Es muy importante influir sobre el comportamiento del hombre en el monte para que no utilice el fuego de manera que pueda provocar un incendio, ya sea accidental o intencionado. Es necesario sensibilizar a los responsables de estos incendios que el fuego no es bueno, ni para el monte ni para él.

 

En ASHES TO LIFE creemos que todos, administraciones, empresas y sociedad debemos trabajar de forma conjunta si queremos reducir la alta siniestralidad y hacer el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático. Y es que es mejor prevenir que apagar incendios.

 

ASHES TO LIFE #CuidaTuPielYlaDelPlaneta

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Queremos devolver a la vida los bosques incendiados transformando parte de sus cenizas en productos ecológicos. #CUIDATUPIELYLADELPLANETA

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