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CONOCER PARA PREVENIR LOS INCENDIOS FORESTALES

El fuego, además de ser un factor natural en el funcionamiento de los ecosistemas, ha sido utilizado por el hombre para numerosas labores agrícolas, ganaderas, forestales o cinegéticas. No obstante, la enorme proliferación de los incendios a causa de esta actividad humana en estas últimas décadas sobrepasa la capacidad de recuperación natural. Y es que cuando se produce un fuego que no es controlado por el hombre tiene lugar lo que se denomina un incendio. Por ello, resulta necesario conocer para prevenir los incendios forestales, pues está en nuestras manos tomar medidas para evitar gran parte de estas catástrofes naturales.

 

 

Entre las causas habituales que originan los incendios forestales se encuentran: los incendios intencionados, las negligencias y causas accidentales, así como la reproducción de los anteriores que no llegaron a extinguirse pudiendo afectar a nuevas zonas. Evidentemente, cuando el fuego causado por la actividad humana no es controlado, llega a afectar a la vegetación que cubre los terrenos forestales se origina un incendio forestal. Si encuentra unas condiciones apropiadas para su expansión puede recorrer extensas superficies produciendo graves daños a la vegetación, a la fauna y al suelo, causando importantes pérdidas ecológicas, económicas y sociales tal y como exponíamos en el artículo de este mismo blog “Incendios Forestales: causas, consecuencias y prevención”.

 

 

Infografía sobre el Triángulo del Fuego | ASHES TO LIFE

 

 

EL TRIÁNGULO DEL FUEGO

 

Para que se origine un incendio se necesitan tres elementos: una fuente de calor, combustible y oxígeno. Estos tres elementos son los que constituyen el llamado “triángulo del fuego”; Se trata de una representación gráfica de los tres elementos imprescindibles para que tenga lugar la combustión. Cada elemento viene representado por uno de los lados del triángulo, y, para que empiece un fuego, deben encontrarse presentes los tres lados. No es difícil, pues, deducir la importancia que tiene conocer para prevenir los incendios forestales. Bastará con eliminar uno de los tres lados para lograr la extinción de un fuego. Veamos cada uno de estos tres elementos en detalle:

 

 

Fuente de calor o energía de activación: Para que exista fuego, es necesaria una energía mínima, es la denominada energía de activación o calor. Es aquella que, aplicada al combustible y en presencia del comburente, es capaz de hacer desprender gases del primero y producir su combustión.

 

Resulta frecuente que el origen de los incendios forestales sea un foco relativamente pequeño, que se transmitió a otros objetos y lugares hasta terminar en un gran siniestro. Por eso, es importante saber en qué forma se transmite el calor. Básicamente el calor se transmite de un objeto a otro en tres formas: conducción (el calor se transmite entre sólidos, sin que haya desplazamiento de materia, por la diferencia de temperatura), convención (es la forma principal de transmisión de calor en líquidos y en gases) y radiación (transferencia de energía a través del espacio por medio de ondas electromagnéticas).

 

 

Combustible: Es la sustancia que calentada en presencia de oxígeno a una determinada temperatura produce unos vapores que arden simultáneamente. Es importante destacar que no todos los combustibles son iguales, y en función de sus características el fuego se reproducirá con mayor o menor facilidad. Estas características incluyen: la forma, el contenido de humedad, el volumen y su superficie.

 

 

Oxígeno: El aire contiene aproximadamente 21% de oxígeno, y la mayoría de los fuegos requieren al menos el 16 por ciento de contenido de oxígeno para arder. El oxígeno contribuye a los procesos químicos que ocurren durante el fuego. Cuando el combustible se quema, reacciona con el oxígeno del aire circundante, liberando calor y generando productos de combustión (gases, humo, ascuas, etc.). Este proceso se conoce como oxidación.

 

Afortunadamente, no es necesario eliminarlo del todo para romper el balance del triángulo del fuego, basta con reducirlo al 14% o menos, pues al disminuir a esta proporción de oxígeno, la combustión se va retardando hasta llegar a desaparecer.

 

 

Debemos trabajar de forma conjunta si queremos reducir la alta siniestralidad y hacer el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático

 

 

MEDIDAS PARA PREVENIR LOS INCENDIOS

 

 

Como hemos indicado anteriormente, es necesario conocer para prevenir los incendios forestales, de ahí la importancia de conocer en detalle los tres elementos que constituyen el “triángulo del fuego”. Además de todo ello, se sabe que un incendio forestal en sus primeros momentos es controlable en la mayoría de los casos. Las medidas de protección son aquellas establecidas para una detección y localización del comienzo del incendio. Estas medidas tienden a evitar o disminuir la propagación del incendio y sus consecuencias.

 

 

Como decíamos anteriormente, romper el triángulo del fuego en cualquiera de sus lados interrumpe el proceso de combustión, haciendo que el fuego se extinga o evite.

 

 

Evidentemente, la permanente presencia de oxígeno en el aire impide que se adopten medidas de prevención en este lado del triángulo, lo que hace que las medidas de prevención se centren en los dos lados restantes: el combustible y los posibles focos de ignición.

 

 

Sobre el combustible, se pueden realizar diversas medidas de prevención, evitando la acumulación de cantidades excesivas. Es muy importante conservar el monte para protegerlo de los incendios y evitar que se expandan con facilidad una vez se hayan iniciado. Por ello es conveniente limitar el exceso de vegetación seca. Todas las actividades dedicadas a mantener el monte limpio de una acumulación de vegetación que sea peligrosa para los incendios se agrupan dentro de la selvicultura preventiva. El objetivo fundamental de estos trabajos es eliminar combustible seco del monte, romper la continuidad de grandes masas forestales y diversificar la estructura del bosque para limitar la posible expansión del fuego.

 

 

Sobre los posibles focos de ignición, es importante actuar sobre todas aquellas situaciones que pudieran dar lugar al incendio. En los fuegos naturales, la fuente de calor que provoca los incendios forestales proviene de los rayos. En cambio, los incendios provocados por negligencias o accidentalmente se originan a partir de colillas, vidrios abandonados que hacen el efecto lupa, barbacoas mal apagadas, incendios en viviendas… Por lo que resulta vital que todos ayudemos a conservar los montes limpios a fin de evitar cualquier posible foco de ignición.

 

 

En ASHES TO LIFE creemos que todos, administraciones, empresas y sociedad civil debemos trabajar de forma conjunta si queremos reducir la alta siniestralidad y hacer el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático. Y es que, como avanzábamos en otro artículo de este mismo blog, es “Mejor prevenir que apagar incendios”.

 

ASHES TO LIFE #CuidaTuPielYlaDelPlaneta

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