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LOS BOSQUES AZULES

Los ecosistemas marinos y costeros como manglares, praderas submarinas y marismas poseen, al igual que los bosques verdes, una gran capacidad para atrapar dióxido de carbono a largo plazo y luchar contra el calentamiento global, superior incluso al de la selva amazónica. De ahí que a estos ecosistemas marinos se les conozca como los bosques azules.

 

 

A pesar de los esfuerzos que se están realizando en los últimos años para frenar la deforestación, según datos de la edición de 2020 de la Evaluación de los recursos forestales mundiales realizada con información de países y territorios de todo el planeta, se sigue perdiendo cubierta vegetal.

 

 

Pero esta pérdida, no se limita a los bosques verdes de la superficie terrestre. El planeta está perdiendo a un ritmo alarmante ecosistemas marinos, entre tres y cinco veces más rápido que otros bosques. Y estos ecosistemas, los bosques azules, son increíblemente eficientes para almacenar carbono, por lo que resulta vital protegerlos.

 

 

Valga como ejemplo citar que más de un tercio de los manglares del mundo ha desaparecido en los últimos 100 años. Esta tendencia, debe detenerse cuanto antes si queremos que sobrevivan tanto las especies como las comunidades que dependen de ellos.

 

 

Según declara Isabelle Vanderbeck, experta internacional en aguas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), estos ecosistemas marinos “pueden absorber y almacenar hasta 10 veces más carbono que los ecosistemas terrestres, por lo que no hace falta decir que son una parte fundamental de los esfuerzos para mitigar el cambio climático”.

 

 

Los bosques azules son increíblemente eficientes para almacenar carbono, por lo que resulta vital protegerlos.

 

 

Es tal la importancia que tienen a nivel global los bosques azules en la mitigación y adaptación al cambio climático que se ha creado un “mercado global de compensaciones de carbono”, que básicamente consiste en créditos que percibe un país o sus industrias por descontaminar.

 

 

Con el respaldo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), el proyecto Bosques Azules de UNEP y GRID-Arendal está trabajando con socios en ocho países para evaluar proyectos de carbono azul y otras soluciones basadas en la naturaleza que puedan replicarse y ayudar a los países a cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Este mercado permite, además de restaurar y conservar estos valiosos espacios naturales, gestionarlos a través de comunidades locales para potenciar su desarrollo económico de una forma sostenible.

 

 

De ahí que los bosques azules no sean únicamente valiosos por su capacidad para atrapar dióxido de carbono y luchar contra el calentamiento global, sino que ofrecen multitud de servicios ecosistémicos.

 

 

Los servicios ecosistémicos se definen como “los beneficios que las personas obtienen del funcionamiento de los ecosistemas, las características ecológicas, funciones o procesos que contribuyen directa o indirectamente al bienestar humano.

 

 

Es el caso por ejemplo de los manglares, que además de contribuir a la regulación climática, son conocidos por proporcionar alimentos, materias primas, control de la contaminación, protección costera (son una excelente barrera para evitar tsunamis) así como ofrecer oportunidades recreativas y culturales entre otros.

 

 

Los bosques azules pueden absorber y almacenar hasta 10 veces más carbono que los ecosistemas terrestres.

 

 

El pasado mes de diciembre de 2019, desde ASHES TO LIFE tuvimos la oportunidad de participar en la Cumbre del Clima COP25 para poner en valor la importancia de restaurar los ecosistemas forestales. En esta cumbre se reivindicó, entre otras cosas, el valor de los bosques azules y la necesidad de proteger estos ecosistemas marinos, pues son verdaderos pulmones de nuestros océanos y cada año se pierde entre el 1% y el 7% de su superficie.

 

 

Los informes científicos tienden a focalizarse en los bosques terrestres, pero los bosques acuáticos formados por algas, por ejemplo, ocupan menos del 10% de la superficie de los bosques terrestres y son capaces de absorber la misma cantidad de CO2.

 

 

Todos estos datos no hacen más que poner de manifiesto la importancia que tiene el desarrollo de proyectos que ayuden a la conservación y restauración de los ecosistemas marinos y terrestres.

 

 

En nuestro caso, gracias a la venta de productos cosméticos ecológicos y accesorios de ceniza, logramos financiación para desarrollar ASHES TO LIFE Project, un proyecto de investigación medioambiental con el que queremos devolver la vida a los bosques que han sufrido incendios a partir de sus propias cenizas.

 

 

Pero existen numerosos proyectos  que contribuyen a la conservación y restauración tanto de los conocidos como bosques verdes (terrestres) como de los bosques azules (marinos). Apoyándolos, estarás ayudando a cuidar del planeta, creando unos ecosistemas naturales más sanos y fuertes capaces de luchar contra el calentamiento global. Ellos, los bosques azules y verdes, son indispensables para nuestra supervivencia ¿Nos ayudas a cuidar la piel del planeta? ¿Nos ayudas a restaurar los bosques?

 

 

ASHES TO LIFE #CuidaTuPielYlaDelPlaneta

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ASHES TO LIFE

Queremos devolver a la vida los bosques incendiados transformando parte de sus cenizas en productos ecológicos. #CUIDATUPIELYLADELPLANETA

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